Después
de muchos intentos los ingenieros conseguían volar con máquinas más
pesadas que el aire, pero sin motor, es decir, planeadores. Además, no
había un sistema de control eficiente. Los hermanos Wright pensaron
fríamente: en física, todo se mueve en tres ejes entre sí,
por lo que hicieron una aeronave podía maniobrar independientemente en
estos tres ejes del espacio, aunque no tenían todavía el concepto del
alerón, sino que el ala se torsionaba entera. Consiguieron fabricar un
motor muy ligero y que daba la potencia suficiente para poder volar y ya
habían pensado lo que movería el motor: una hélice
En
la primera guerra mundial los aviones tenían las alas tan estrechas
porque en aquella época la ciencia no estaba tan evolucionada y ya que
el espesor del perfil contribuye poco a la sustentación hacían las alas
muy finas. Esto suponía que tenían poca resistencia, y de ahí que se
montasen dos alas totalmente arriostradas. Por supuesto, esto aumenta la
resistencia del avión. En 1904, los Wright hicieron el primer avión con
un motor de doce caballos, donde el piloto iba tumbado en un ala.
En 1911 se creó el avión cuatrimotor (cuatro motores) y el hidroavión.
En
1914, en los inicios de la primera guerra mundial, el piloto tenía su
propio habitáculo, manejaba los tres movimientos con un control de
palanca y pedales (como en la actualidad), motores de más de 100
caballos y velocidades de más de 120 km/h. Y a partir de 1969 ya conocemos el avión tal como es hoy en día.